Mantener un nivel óptimo de existencias en el almacén es una clave de rentabilidad y competitividad. Los cálculos de stock son esenciales para mantener la eficiencia logística y evitar el exceso de gastos de almacenamiento.
¿Qué es el stock óptimo?
Al hablar de stock podemos referirnos a los artículos que una empresa guarda en su almacén, bien para fabricar nuevos productos o bien para venderlos directamente. Ya sea para satisfacer la demanda externa (de los clientes) o interna (del departamento de producción), es necesario conocer el nivel de stock óptimo para rentabilizar la actividad.
El exceso de stock genera costes de almacenamiento. Además, en algunos casos, la falta de rotación de la mercancía produce su deterioro, acarreando pérdidas económicas a la empresa.
Si el stock es insuficiente, puede producirse la temida rotura de stocks, cuando no hay suficiente mercancía en el almacén para satisfacer la demanda. Esto provoca una caída de las ventas y deteriora la imagen de la marca y la confianza de los clientes.
Pero, ¿cuál es el número exacto de unidades de cada referencia que se necesitan para satisfacer la demanda en cada época del año sin sufrir roturas de stock?
Garantizar que el correcto nivel de servicio deseado por los clientes exige conocer el stock óptimo, el stock máximo, el stock mínimo y el stock de seguridad. Vamos a ver qué significan estos conceptos y cómo se relacionan entre sí, así como sus implicaciones en el plazo máximo de entrega, en los costes de mantenimiento y en la calidad de la distribución.
Tipos de stock
Uno de los sistemas más empleados para calcular los stocks durante décadas ha sido el llamado Modelo Wilson, un modelo de gestión de almacén muy popular por lo sencillo que resulta aplicarlo y la precisión en la determinación de la cantidad necesaria. Creado en los años 30, este modelo ha permitido durante décadas minimizar los gastos de almacén y del punto de pedido, así como la cantidad extra de producto necesaria para satisfacer al cliente.
Este método permite calcular el volumen óptimo de pedido, una de las variables que hay que conocer para averiguar el nivel de stock óptimo.
El stock óptimo es la cantidad de stock que necesita una empresa para satisfacer a los clientes y venta de forma directa de forma óptima, es decir, obteniendo la máxima rentabilidad y minimizando los costes de almacenaje.
El cálculo del stock óptimo se realiza utilizando fórmulas matemáticas que tienen en cuenta una serie de variables como el stock máximo, el stock mínimo y el stock de seguridad.
- El stock máximo viene dado por la capacidad del almacén, tanto física como operativa.
- El stock mínimo es el umbral más bajo de existencias, por debajo del cual no sería posible seguir satisfaciendo la demanda.
- Y el stock de seguridad es la cantidad mínima que permitiría satisfacer un pico de la demanda en caso de presentarse.
La fórmula del nivel de stock óptimo sería la siguiente:
Nivel de stock óptimo = Volumen óptimo de pedido + stock mínimo + stock de seguridad
¿Ha dejado de estar vigente el Modelo Wilson en nuestros días?
Lo cierto es que, aunque continúa utilizándose en muchos almacenes, no sirve para determinadas situaciones.
Por ejemplo, no funciona bien en el caso de actividades estacionales, cuando hay grandes fluctuaciones de la demanda, o si los costes de los productos varían a lo largo del año. Y tampoco tiene en cuenta variables como los descuentos por volumen de pedidos.
Además, la aplicación tradicional de este modelo presenta otras importantes desventajas. Es muy habitual realizar esta función recurriendo al uso de hojas de cálculo, pero la configuración de las mismas es compleja y consume gran cantidad de tiempo del equipo de planificación de inventarios. Además, el riesgo de error es elevado.
Nuevos retos, nuevas soluciones de cálculos de stock
En un mercado cada vez más competitivo, las empresas tienen que optimizar cada uno de los procesos, también el control de inventarios. Llevar este control utilizando hojas de cálculo no permite alcanzar el nivel de eficiencia necesario para reducir los costes y poder competir.
Existen diferentes soluciones tecnológicas que permiten optimizar la gestión de almacenes y trabajar en tiempo real. Vamos a hablar de dos herramientas: SGA y ERP. ¿Conoces las diferencias que existen entre ambas?
No, no son lo mismo. Es interesante conocer las utilidades y el alcance de cada una de ellas, y también saber que no son excluyentes entre sí. De hecho, pueden funcionar de forma independiente o bien utilizarse de forma conjunta, lo que permitirá llevar a cabo una gestión muy avanzada.
SGA, cálculos de stock especializados
SGA es el acrónimo de Sistema de Gestión de Almacenes. Se trata de una de las soluciones de softwares de gestión que permiten centralizar la gestión del día a día del almacén: optimizar todas las funciones relacionadas con la recepción o la devolución de mercancía, ubicar un producto determinado con exactitud, calcular el equipamiento necesario para cada operación, minimizar los movimientos, secuenciar las tareas…
Y por supuesto, el control de stocks. El software SGA es de gran ayuda para definir la estrategia de aprovisionamiento teniendo en cuenta los stocks máximo y mínimo, emitir informes acerca de la gestión de stock, facilitar el control de inventario o, integrado con un ERP, permitir las consultas de disponibilidad de las referencias.
En resumen, un SGA permite mejorar todos los procesos operativos del almacén.
Módulo de gestión de almacén de ERP: ¡mejor todavía!
El ERP añade opciones mucho más sofisticadas al control de stock: previsión de la demanda, planificación del inventario, automatización de la reposición…
El módulo de control de inventario de un ERP tiene en cuenta todas las variables que afectan a los cálculos de stock en donde fallan los métodos tradicionales: el tipo de producto, el comportamiento de la demanda a lo largo del año (contemplando los picos y la estacionalidad de la actividad), los plazos de entrega de los proveedores o la rotación de existencias.
Los algoritmos de estos módulos de gestión están preparados para reconocer los patrones estacionales o de las tendencias y de ajustar en consecuencia las previsiones.
Esta flexibilidad permite evitar las roturas de stock y estar preparados en todo momento para aprovechar al máximo los picos de la demanda. Integrar SGA y ERP permite reducir los costes operativos y hacer el negocio más productivo, llevando a la empresa a otro nivel de competitividad.
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